8 de mayo de 2010

Acabar con los dictados del FMI y de la Unión Europea


Declaración de la IV Internacional
Han bastado unos días para que la situación aparezca con toda claridad: no es Grecia la única implicada en los actuales acontecimientos, lo que está en juego es la suerte de todos los pueblos de Europa.
Levantándose legítimamente contra un plan criminal que las amenaza en su existencia física , la clase obrera, la juventud y toda la nación griegas se enfrentan a una santa alianza contrarrevolucionaria en la que, junto al FMI presidido por el “socialista” Strauss-Kahn, se sitúan Obama, la Unión Europea, Merkel, Sarkozy, Papandreu, los dirigentes de la Internacional Socialista y muchos más...
En el ámbito internacional y en cada uno de los países se repiten los mismos llamamientos al consenso y a la unión sagrada para intentar integrar a las organizaciones obreras a los planes criminales que tienen en su punto de mira las pensiones, los empleos, los salarios, los servicios públicos y las libertades políticas y sindicales.
No se trata de Grecia, se trata de Europa entera. Apenas había dado a conocer su plan Papandreu, cuando en Francia el Primer Ministro Fillon anunciaba un plan de austeridad sin precedentes combinándolo con la ofensiva por la liquidación de las pensiones. Mientras que en España Zapatero llama a la unión sagrada para hacer pasar los planes contra la clase obrera. Mientras que en Gran Bretaña se aprovecha el resultado de las elecciones para anunciar nuevos recortes contra la clase obrera.
Han bastado unos días para que la situación que se desarrolla en Grecia ponga definitivamente al descubierto la falsedad de los discursos sobre las supuestas “reforma”, “reglamentación” o “limitación” que podrían interponerse al ansia destructiva de los especuladores, de los banqueros, de los capitalistas. Cuando Papandreu habla de “salvar el interés nacional”, lo que en realidad defiende es el sistema podrido y condenado de la propiedad privada de los medios de producción.
Si el mensaje lo han lanzado las “agencias de calificación”, las decisiones se han tomado en las sedes del FMI en Washington y de la Unión Europea en Bruselas. Ese mensaje es una declaración de guerra contra los trabajadores y el pueblo griegos, contra los trabajadores y los pueblos de toda Europa. Una guerra social cuyos instigadores son los mismos que, bajo formas diferentes, desencadenaron ayer las guerras militares para dislocar los Balcanes y las que hoy se libran contra los pueblos afgano, iraquí o pakistaní.
Una guerra en la que el imperialismo norteamericano intenta por todos los medios aumentar su dominio y su penetración en el mundo entero (mediante el saqueo, la multiplicación de bases militares, el desmembramiento de las naciones). Una guerra cuyo objetivo primero son los propios trabajadores de los Estados Unidos, que sufren en todos los ámbitos los mismos golpes mortíferos que sus compañeros de Europa y del mundo entero. Una guerra que expresa el callejón sin salida de un sistema capitalista agónico que sólo es capaz de desarrollar las fuerzas destructivas contra los trabajadores, sus derechos; un sistema que declara la guerra a todos los pueblos, a todas las clases obreras y amenaza la existencia de todas las naciones en todos los continentes.
Es un hecho que no deja de sorprender: de todas las voces que se alzan en protesta contra la injusticia cometida contra el pueblo griego, ninguna exige la ruptura con la Unión Europea. Y sin embargo, el levantamiento del pueblo griego plantea cuestiones simples que están a la orden del día para todos los pueblos. En particular: la exigencia de anulación del plan dictado por el FMI y la Unión Europea y el rechazo de todos los dictados emitidos en nombre de la “deuda”. La IV Internacional plantea una cuestión: ¿existe otra salida en Grecia que la nacionalización de los bancos y de los sectores clave de la economía? Lo que a su vez plantea la nacionalización de los bancos “prestamistas” de Francia, Alemania, Gran Bretaña, etc.
El movimiento de resistencia del pueblo griego pone también a la orden del día, y a escala internacional, la exigencia de liquidación de las instituciones antidemocráticas y supranacionales que son el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y también la OMC y el Banco Mundial que, tras haber arruinado a la práctica totalidad de los países de África, Asia, América Latina con la deuda y los planes de ajuste estructural, se lanzan ahora salvajemente contra los trabajadores y los pueblos de Europa y Estados Unidos.
En toda Europa (como en todo el mundo), bajo formas diversas y a pesar de los obstáculos que encuentran, crecen los movimientos de resistencia contra la ofensiva destructiva desencadenada por el imperialismo. Es un combate por el respeto de la soberanía de las naciones indisociable de la acción común por instaurar los Estados Unidos Socialistas de Europa, uniendo a trabajadores y pueblos de las naciones libres de todo el continente.
La IV Internacional se fundó sobre un programa que estipula que la civilización y la humanidad sólo pueden salvarse mediante la acción de la clase obrera poniendo fin al sistema de explotación capitalista. Hoy considera que la tarea primera que se desprende de ese programa consiste en trabajar por reunir todas las fuerzas que dentro del movimiento obrero, y cualesquiera que sean sus orígenes, intentan preservar la independencia de las organizaciones. Tal es el sentido de su apoyo a la conferencia obrera europea de urgencia de Berlín (19 y 20 de junio de 2010) y a la conferencia mundial abierta de Argel (19, 20 y 21 de noviembre de 2010).
Secretariado Internacional
de la IV Internacional
7 de mayo de 2010

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