24 de agosto de 2018

París, concentración en el 80 aniversario de la IV Internacional

París, concentración
en el 80 aniversario de la IV Internacional


La sección francesa de la IV Internacional, como cada año en ocasión del aniversario
del asesinato de León Trotski, celebra un mitin en el cementerio de Thiais (París), donde está enterrado su hijo León Sedov. En 2018 ha conmemorado el 80 aniversario de la
IV Internacional, fundada en los alrededores de París, en cuya preparación trabajaba
León Sedov cuando fue asesinado.
Publicamos a continuación una entrevista a Marc Gauquelin, dirigente de la Corriente Comunista Internacionalista del POI, sección francesa de la IV Internacional,
convocando al acto. Se publicó el 23 de agosto en el n.º 517 de la Tribuna de opinión
de
Informations Ouvrières, tribuna libre de la lucha de clases, semanario del Partido
Obrero Independiente.
Ochenta años después de su proclamación, ¿puedes decirnos brevemente el lugar ocupado hoy
por la Cuarta Internacional?
Para responder a esa pregunta, creo que conviene repasar brevemente su historia. Ante todo, gracias al  heroísmo de sus militantes, ha sobrevivido primero, al terror estalinista desatado contra los trotskistas, –antes y durante la Segunda Guerra Mundial–, para tratar de romper los vínculos con Octubre del 17. Después venció a la ofensiva revisionista emprendida en su seno en los años 1950-1953 para sustituir la “unidad mundial de la lucha de clases”, que está en el corazón de su programa por la noción de “campos”, “bloques”, “sectores”, descubriendo el “antagonismo principal” entre el imperialismo y el “bloque soviético”, atribuyendo pura y simplemente un papel revolucionario al aparato estalinista.El encarnizado combate político y teórico por la reconstrucción de la IV Internacional, basada en su programa, librado durante todos estos años por la “corriente lambertista” dio lugar a la reproclamación de la IV Internacional en 1993, restaurando el vínculo vivo con el legado de la Revolución de Octubre y del bolchevismo.
Ese combate ha permitido reconstruir el marco organizado a escala mundial al que Trotski dedicó los
últimos años de su vida. Para ello, ha sido necesario proseguir la generalización teórica de la lucha internacional del proletariado realizada por Trotski hasta 1940 y extenderla a todo el período que ha seguido a la Segunda Guerra Mundial (tesis de los Congresos XVII y XVIII de la OCI (1971-1972).
En ese marco, podemos entender el lugar ocupado por la IV Internacional hoy. Existe gracias a ese combate, como demuestra la intensa discusión política que se desarrolla en su seno sobre el vuelco de la situación mundial (
La Verdad n.º 98, junio de 2018) o, por ejemplo, sobre la estrategia de la vanguardia revolucionaria en el Brasil cuando este inmenso país se dispone a entrar en una crisis revolucionaria... Una intensa discusión de la que dan testimonio cada semana las páginas
internacionales de
Informations Ouvrières.Sí, pero, refriéndonos a las objeciones tradicionales a los trotskistas: ochenta años después de
su proclamación, las secciones de la Internacional siguen siendo numéricamente débiles.
En mayo de 1940, Trotski respondió, en el Manifestó de Alarma, a esta pregunta: “¿Lograremos preparar a tiempo un partido capaz de dirigir la revolución proletaria? Para responder correctamente a esta pregunta, es necesario formularla correctamente. Naturalmente, este o aquel levantamiento puede terminar, y sin duda terminará en una derrota debido a la falta de madurez de la dirección revolucionaria. Pero no se trata de un levantamiento único. Se trata  de toda una época  revolucionaria. El mundo capitalista no tiene salida, a menos que se considere como tal la prolongada agonía de la muerte. Es necesario prepararse para largos años, si no décadas de guerras, de levantamientos, de breves interludios de tregua, de nuevas guerras y levantamientos. Un joven partido revolucionario debe tomar tal perspectiva como su fundamento. La historia le brindará bastantes ocasiones y oportunidades para probarse, acumular experiencias y madurar.”


Precisamente, Trotski habla de acumular experiencias y madurar... ¿Qué hay de ello hoy?
La IV Internacional aborda la ola de levantamientos revolucionarios que está reuniendo fuerzas en un
contexto diferente del de la ola revolucionaria que se produjo tras después de Segunda Guerra Mundial. En los años 1945-1950, el imperialismo, bajo la amenaza de perderlo todo, tuvo que hacer cesiones ante la movilización de la clase obrera, considerables conquistas políticas y sociales, lo que sirvió, con ayuda de las burocracias socialdemócratas y estalinistas, para para encauzar y luego echar atrás la ola revolucionaria que le amenazaba. Actualmente, la crisis de descomposición de todo
el sistema alcanza un grado tal que el imperialismo necesita destruir, en Europa y en el mundo, el conjunto de las conquistas políticas y sociales arrancadas por la clase obrera. Quiere destruirlo todo para
tratar de lograr, con una furiosa guerra comercial, una tasa de explotación del trabajo asalariado que permita proseguir el proceso de acumulación de capital, que se asfixia en el marco del sistema de propiedad privada de los medios de producción.
Destruirlo todo... todo lo que de cerca o de lejos parezca un salario diferido o instituciones ligadas a
la solidaridad entre asalariados, ya sea la Seguridad Social, las pensiones de jubilación, el seguro de desempleo... todo el marco legal que reconoce en la sociedad burguesa los derechos de la clase obrera como clase la clase distinta, como una clase explotada.
Con ello destruye las bases sobre las que fueron reconstruidos los Estados burgueses al acabar la guerra. Destruye las bases materiales sobre las que se asientan los aparatos socialdemócrata y estalinista se han situado, justifcando su colaboración. Al presionarlos para que lo acompañen hasta el final de la destrucción de esas conquistas, el imperialismo alimenta un rechazo que está en el origen del proceso de hundimiento de los aparatos contrarrevolucionarios.
En ese sentido podemos afrmar que la IV Internacional aborda la ola revolucionaria que se anuncia
en una disposición muy diferente a la de los años 1945-1950. La IV Internacional aborda el nuevo
vuelco de la situación mundial tras sacar las lecciones de la experiencia de la joven sección francesa
en los años 1944 a 1947 o en los años de la huelga general de mayo-junio de 1968.
En ese sentido, se puede decir que la IV Internacional ha madurado. Aborda el nuevo período con un
sólido capital político común.
Eso, por supuesto, no garantiza nada de antemano.
Lo cierto es que la lucha de clases va a desencadenarse a escala internacional. Millones de hombres
van a reaccionar contra la asesina ofensiva mortal de que son objeto. Su combate va ineluctablemente
buscará abrir, paso a paso, el camino de una salida política.
En ese terreno, en el debate que se abre entre las diferentes corrientes nacidas de esta resistencia, la
IV Internacional contribuirá a las clarificaciones necesarias.
Y si hablamos de la sección francesa de la IV Internacional...En el capítulo del programa de la IV Internacional
titulado
“Programa mínimo y programa de transición”, se puede leer esta medida cautelar apoyada:“Hay que ayudar a las masas en el proceso de sus
luchas diarias, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista. Ese puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, que parten de las condiciones actuales y de la conciencia actualde amplias capas de la clase obrera y  conducen invariablemente a una misma y única conclusión: la conquista del poder por parte del proletariado.”
Es inevitable constatar que hay momentos en la historia en que este “puente” es casi evidente. Insisto: casi...
Es el caso de Francia hoy. La rocambolesca crisis que acaba de abrirse revela –si fuera necesario– el
aislamiento de un poder en ruptura con de toda la sociedad. En su deseo de quemar etapas para imponer por la fuerza todo el programa de “transformación” de la sociedad exigido por el capital financiero en plena crisis, Macron mismo diseña medida tras medida, los contornos del programa en torno al que deberá agruparse la clase obrera con unidad de sus organizaciones de clase frente al poder del capital financiero.
La exigencia de restablecer todos los derechos concedidos por el imperialismo a la clase obrera después de la guerra, la exigencia del restablecimiento las atribuciones políticas y sindicales que se habían conquistado con la lucha de clases pero ya no pueden encontrar un lugar en la sociedad burguesa hacen que aparezca en toda su dimensión la cuestión del poder.
En ese sentido, el eje del combate por
“la resistencia y la reconquista de los logros de 1936 y 1945”,ayuda a despejar, en cada etapa, el “puente” que vincula las demandas inmediatas con la cuestión del poder.
Para los militantes de la CCI, para los militantes del POI, el combate por formar comités “por la resistencia y la reconquista” se desprende de esta apreciación fundamental y constituye un importante instrumento del combate por reconstruir una auténtica representación política de la clase obrera.
En esta situación, la sección francesa de la IV Internacional, implantada en la clase trabajadora y sus
organizaciones, apoyándose en su programa, madurada por la experiencia, ocupa un lugar determinante en la esta batalla para ayudar –en la acción y con el libre debate–, a la clase obrera y su vanguardia para abrir una salida política.
Con este espíritu la CCI invita a militantes y trabajadores a participar con ella, el 1 de septiembre, en
el LXXX aniversario de la fundación de la IV Internacional.


Difunde el Partido Obrero Socialista Internacionalista,
sección de la IV Internacional en el Estado español
www.posicuarta.org

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