1 de junio de 2007

Tras las elecciones municipales HACE FALTA OTRA POLÍTICA



Acaban de celebrarse las elecciones municipales, en las que las candidaturas del PP han superado a las del PSOE en número de votos. Algunos auguran que de seguir así las cosas, Rajoy acabará por instalarse en la Moncloa. Se impone una reflexión.

Los resultados son claros. Han votado 22.491.570 ciudadanos, y se han abstenido 12.773.269, un 36,22%. El PP ha obtenido 7.914.084, 40.000 más que en las últimas municipales (2003), el PSOE 7.758.093, 240.000 menos que en 2003, IU 1.216.443, 180.000 menos. Son las organizaciones obreras y de la izquierda las que han perdido votos. La abstención no se ha repartido por igual. Ha afectado especialmente a Andalucía (38’45%) o Cataluña (46’2% de abstención). Y dentro de cada provincia, a los barrios y localidades de predominio obrero.

Los jóvenes que el 14 de marzo decidieron con su voto las elecciones, sectores importantes de trabajadores no han querido votar. Cualquier interventor puede explicarnos cómo la derecha se ha movilizado en las urnas, igual que se movilizó en la calle en el último periodo.

Se impone una reflexión: ¿Qué ha hecho ZP de la mayoría del 14 de marzo?


El 14 de marzo el voto popular de rechazo a la guerra de Irak, al chapapote, a la LOU, a la contrarreforma laboral, a la manipulación del terrorismo para enfrentar a trabajadores y pueblos, llevó al PSOE al gobierno para que hubiera un cambio de política. ¿Qué ha pasado desde entonces? ZP trajo las tropas de Irak, pero decidió someter toda su política a la Unión Europea. Y en consecuencia nos metió hasta las trancas en Afganistán y Líbano. Su gobierno ha aplicado y desarrollado la LOU (el “espacio europeo de enseñanza superior”) contra la que el propio Zapatero se manifestó junto con cientos de miles de estudiantes. Ha aprobado una nueva contrarreforma laboral y otra reforma fiscal regresiva, como exige Bruselas. Ha mantenido la Ley de Partidos y todas las leyes antisindicales promulgadas con la excusa del terrorismo, manteniendo los procesos contra decenas de sindicalistas. Ha mantenido y aumentado las subvenciones a la Iglesia Católica. Todo ello con el apoyo más o menos reticente del Partido Socialista y de otras fuerzas de la izquierda institucional, con Llamazares al frente.

El Gobierno proclama supuestas medidas sociales que en los hechos benefician a las ONG y los especuladores sin garantizar verdaderos derechos por respetar el déficit 0 (Ley de dependencia, ley de igualdad), mientras cierran decenas de empresas con miles de despidos, baja el poder adquisitivo de los trabajadores y el Gobierno dice que nada puede hacerse, que hay que respetar el marco de la Europa de Maastricht.

Es una política que ha dado la espalda a las esperanzas y aspiraciones de la mayoría que le llevó al poder, y que por el contrario se somete a los dictados de la Unión Europea (reforma universitaria, contrarreforma laboral…) de la OTAN y de la reacción franquista, el PP, la Iglesia, las Asociaciones de Victimas…
Esta política desmoraliza a los trabajadores y a la juventud y prepara el camino a la vuelta a la derecha.

Los trabajadores exigen otra política


El triunfalismo de Rajoy puede ser prematuro. A pesar de todo, el PSOE sigue siendo el partido masivamente votado por la clase obrera, sus resultados y las alianzas electorales pueden mantenerle y hacerle ganar miles de alcaldes. Pero el aviso de estas elecciones debe ser oído. La situación de las masas trabajadoras se deteriora y se hace inaguantable. Los trabajadores con el voto al PSOE, con la abstención exigen otra política, como la están exigiendo con las movilizaciones en defensa de Delphi, o de la sanidad. Exigen un gobierno que ponga fin a las deslocalizaciones, cierres de empresa y despidos, que retire las tropas puestas a las órdenes del OTAN, que defienda la Universidad y la escuela públicas, que tome medidas que permitan el acceso a la vivienda para la juventud trabajadora, que abra el camino al diálogo que traiga la paz al País Vasco, que tome medidas urgentes para solucionar la grave situación de los trabajadores, y en especial de las mujeres y jóvenes trabajadores.

Un Gobierno verdaderamente socialista debería tomar medidas de urgencia

Hoy más que nunca, ante el desastre que se anuncia, decimos: son necesarias medidas de urgencia para:

- Restablecer la fraternidad entre los pueblos
- Parar las privatizaciones y las deslocalizaciones. Hay que nacionalizar Delphi y rechazar todo expediente de regulación de empleo en la industria del automóvil
- Restablecer los servicios públicos, revirtiendo las privatizaciones
- Anular las contrarreformas sociales
- Promulgar una inmediata amnistía para los cientos de sindicalistas procesados y anular todos los procesos en curso, etc.

Organizarse para abrir otra salida política

La experiencia de estos tres años (como la acumulada desde la muerte de Franco) muestra que avanzar hacia una política favorable a los trabajadores, la juventud, y los pueblos de todo el estado, requiere romper toda subordinación a la UE y a la Monarquía. No es posible gobernar para la mayoría en el actual marco político, hace falta una ruptura con las instituciones antidemocráticas de Madrid y de Bruselas. La “crispación política”, el sabotaje permanente del aparato judicial, los crecientes enfrentamientos entre autonomías, el eco que hallan las campañas de división, muestran que así no es posible seguir. Si el Partido Socialista, los sindicatos, no abren una nueva situación política, será difícil evitar que la demagogia de los franquistas lleve este país a conflictos mayúsculos. Sí, hay que dar la palabra a los pueblos del Estado español, abrir un nuevo proceso constituyente, antes de que sea demasiado tarde.

Pero las declaraciones que tras las elecciones hacen el Gobierno Zapatero, los dirigentes de las organizaciones de los trabajadores, parecen indicar que no están dispuestos a cuestionar las órdenes de Bruselas, al contrario, se disponen a colaborar con los reaccionarios Sarkozy y Merkel para imponer a los pueblos de Europa, evitando toda discusión y toda votación popular, una “constitución europea” como la que la mayoría de los trabajadores y jóvenes de nuestro país se negaron a apoyar, y que ha sido rechazada por los trabajadores de Francia. Una “constitución” que entregaría todos los poderes a las multinacionales y los especuladores.

Los trabajadores, la juventud, los pueblos del estado somos la mayoría social. Si actuamos, no podrán derrotarnos. Llamamos a los trabajadores, a los sindicalistas, a los militantes socialistas y obreros, a los jóvenes a agruparse para lograr que las organizaciones que se reclaman de la clase obrera y los derechos de los pueblos se unan para defender las exigencias urgentes de la mayoría rechazando las imposiciones de Bruselas y de los franquistas pegados a Bruselas.

Llamamos a constituir en todas partes un amplio movimiento político por la satisfacción de las aspiraciones y reivindicaciones populares, por la ruptura democrática. A crear en todas partes núcleos de Trabajadores y Jóvenes por la República.
Hace falta combatir por una salida política a la crisis. Una salida que exige la realización de elecciones libres, sin ley de partidos, a unas Cortes Constituyentes que den la palabra a los pueblos y no a Bruselas y la Monarquía.
Hace falta la República, la Unión de Repúblicas Libres de los pueblos del Estado español.

Madrid, 1 de junio de 2007
Comité Ejecutivo del Partido Obrero Socialista Internacionalista

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